Los cuentos de dinosaurios son cuentos legendarios que nos muestran de una manera divertida la forma de vida de estos animalitos de la prehistoria. Nunca coincidieron con los seres humanos, aunque en muchas películas hacen creer que convivieron juntos y que fue una convivencia difícil. La verdad es que ellos se extinguieron hace unos 66 millones de años, mucho antes de que el primer ser humano caminara por estas tierras.
La buena noticia es que los dinosaurios nunca se han ido del todo, pues los últimos que consiguieron sobrevivir evolucionaron pasando a ser otras especies descendientes. Esto quiere decir que su familia aún está entre nosotros, no solo como fósiles, fotos o recuerdos, sino también como especies vivas. Es lo que ocurre con las aves, por ejemplo, que son descendientes de los últimos dinosaurios y que nos hacen imaginar ese mundo que jamás vivimos.
¡Por supuesto que sí! Y es que, bien orientados, los cuentos de dinosaurios para niños son un recurso tan perfecto como cualquier otra historia infantil, ideales para fomentar la lectura y para pasar un buen rato.
Un Cuento De Dinosaurios Con Dibujos Para Aprender A Ser Flexible
Aunque dinosaurio significa “lagarto terrible”, esta es solo una forma de verlos y las historias infantiles de dinosaurios nos permiten dulcificar mucho esa idea y hacer que los peques se sientan interesados por el pasado. En este sentido, los cuentos cortos de dinosaurios para niños de preescolar pueden tener un doble objetivo didáctico, por un lado enseñar algo de historia y por el otro el valor de la adaptación y la aceptación del cambio, tan importante en la edad preescolar. De hecho, la gran enseñanza que nos dejaron los dinosaurios es precisamente su forma de adaptación al mundo, pues fueron capaces de sobrevivir durante millones de años y aun así ser capaces de evolucionar sin desaparecer del todo.
Los cuentos de dinosaurios para leer deben estar acompañados de imágenes, pero sobre todo de un hilo interesante y/o divertido que atraiga la atención de los más pequeños. Al ser animales con los que no convivimos, una buena forma de que los niños puedan ser capaces de verlos e imaginarlos es a través de dibujos. Se recomienda también leer por las noches para dejar que la imaginación vuele un poco antes de dormir, lo que ayuda a que los niños desarrollen mejor la memoria y su poder cognitivo.
Si los niños no son demasiado pequeños también pueden acompañar la lectura de cuentos infantiles de dinosaurios, como los que te proponemos en el Bosque y que podrás ver acompañados de preciosas canciones de HiDino, junto a otros contenidos relacionados como la película deLos niños pueden aprender muchos valores y lecciones con los cuentos. El dinosaurio y el pequeño pez es un cuento infantil que enseña a los niños que siempre han de intentar buscar soluciones para los problemas a los que han de enfrentarse y nunca darse por vencidos. Un cuento que nos trae una gran enseñanza: que no hay que desesperarse ante una dificultad o adversidad. Lo que nos parece difícil de hacer, no es imposible. Tenemos que encontrar una salida y con esfuerzo luchar para superar o conseguir lo que queremos.
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Érase una vez un pequeño pez que vivía con su familia en un estanque dentro de un denso bosque. El padre del pequeño pececito era el rey de todos los peces del estanque y allí pasaban sus días en paz y tranquilidad.
Un día, un gran dinosaurio que vivía en el bosque, llegó hasta el estanque. Tenía tanta sed que comenzó a beber el agua del estanque, tanta bebió que acabó con la mitad del agua.
Los peces, preocupados por que el dinosaurio pudiera volver al día siguiente y terminar de beberse el agua del estanque fueron a ver al rey en busca de ayuda. Sin embargo, el pez rey no encontraba la solución. Entonces, el pequeño pez, hijo del rey, dijo:
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Al día siguiente, el dinosaurio volvió al estanque dispuesto a beber de su fresca y rica agua, pero entonces apareció el pequeño pez, que muy valiente y decidido se plantó delante de él y le dijo:
Vamos a hacer una carrera desde esta orilla al otro extremo del estanque. Si gano yo, beberé toda el agua que quiera; si ganas tú, me marcharé y no volveré.
El pez aceptó el desafío y comenzó la carrera. El dinosaurio no tenía dudas de ganar porque era muy grande y con sólo unas zancadas llegaría al otro extremo. Pero al comenzar la carrera, el pez nadó tan rápido como pudo. El dinosaurio, sin embargo, era tan pesado, y lento dentro del agua, que por mucho que intentó avanzar, iba más lento que el pez, que finalmente ganó la carrera.
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Puedes leer más artículos similares a El dinosaurio y el pequeño pez. Cuentos cortos con moraleja para niños, en la categoría de Cuentos infantiles en .Había una vez un dinosaurio muy grande que vivía feliz en una cueva. Muy cerca de él vivía un pequeña tortuga de tierra en su madriguera. El dinosaurio y la tortuga eran vecinos, pero no se hablaban. El dinosaurio, como era tan grande, se creía superior a la tortuga.
El dinosaurio vivía solo, porque era el último de su especie. La tortuga, sin embargo, siempre estaba con otras tortugas y, aunque tenía mucho miedo al dinosaurio, siempre estaba contenta. A la tortuga nunca le faltaban amigos para pasear, charlar o jugar.
Un día pasó por allí un brujo. Ya era de noche y acampó justo entre la cueva del dinosaurio y la madriguera de la tortuga. El dinosaurio, al ver al brujo tan solo, se acercó y le ofreció algo de comida.
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La tortuga, al verlos tan animados, se acercó para ofrecer al brujo unas hojas grandes para que las usara para dormir. Al ver al dinosaurio tan contento pensó que no tenía nada que temer. Pero el dinosaurio, al ver a la tortuga tan pequeña e insignificante, se le quitaron las ganas de seguir charlando, de modo que se dio la vuelta y se fue. El brujo se quedó charlando con la tortuga un ratito más antes de irse a dormir.
El dinosaurio, muy sorprendido, no pidió ningún deseo. Si la tortuga quería ser como él ya no estaría jamás solo, y tener compañía era lo que más deseaba en el mundo.
La tortuga se despidió de todos sus amigos y pasó la noche fuera de su madriguera. No quería quedarse atascada en su agujero cuando se convirtiera en dinosaurio.
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Pero a la mañana siguiente la tortuga no se había convertido en un dinosaurio, sino en una tortuga gigantesca. Fue a buscar a sus amigos, pero ninguno le hizo caso. Ninguno entendía que la tortuga hubiese pedido aquel deseo tan extraño y todas estaban un poco enfadadas con ella. La pobre tortuga se sintió muy sola y triste. El dinosaurio se acercó a ella y le dijo que no tenía de qué preocuparse. Él sería su amigo.
L caso es que la tortuga se sentía muy triste ante el rechazo de las de su especie y por eso, en cuanto el brujo apareció de nuevo por allí el dinosaurio fue corriendo a hablar con él:
Lo sé, pero no te lo pedí porque pensé que con el deseo de mi vecina la tortuga se cumpliría el mío también. Pero está muy triste y quiero ayudarla. Mi deseo es que le devuelvas a sus amigos.
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Desde entonces la tortuga visita todos los días al dinosaurio y se han hecho grandes amigos. La tortuga ha descubierto que hay cosas más importantes que el tamaño, y el dinosaurio se ha dado cuenta que la amistad puede brotar entre seres muy diferentes si hay voluntad.
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